Cuando se empieza a emprender un negocio, el valor esencial es el optimismo, pensando que todo saldrá muy bien. Sin embargo, siendo optimista no sustituirá nunca la planificación ni sustentará nuestros gastos o una revisión fiscal a menos de que se prevean algunas acciones para que podamos emprender de manera efectiva.
Como emprendedor -y ya empresario-, hay 4 errores muy comunes que se cometen cuando se comienza un negocio. Miquel Allué, asesor financiero de Habeas Legal comparte estos puntos equivocados que son recurrentes en un emprendedor:
- No hay un plan de empresa: si el emprendedor decide comenzar su negocio literalmente arrojándose a la deriva de la suerte, ésta podría llevarlo a lugares no deseados. El no planificar cuánto se va a vender ni cuánto va a costar implica el no saber si vamos a ganar o vamos a perder diariamente en el negocio. Ésto abarca la consideración de los gastos fijos como luz, agua, alquiler… No es sencillo, pero hay que hacer un esfuerzo para planificar y sobretodo, calcular el punto de equilibrio para que la empresa sea rentable.
- No hay un plan de comunicación estratégica: el hecho de emprender y dar el paso con el producto y/o servicio directamente al mercado, no significa que todos conocerán el negocio. Se deben realizar acciones de comunicación para que los prospectos de clientes sepan qué se vende y sobretodo, la razón por la cuál deben de comprar o adquirir el producto y/o servicio. En este plan de comunicación no debe faltar el señalar la característica diferenciadora de lo que se está lanzando al mercado, precisamente porque esta será el punto de decisión entre comprar o no el producto.
- No calcular ni prever los posibles gastos ocultos: ¿qué es un gasto oculto? Un gasto que a simple vista no se vea no quiere decir que no exista. ¿A qué nos referimos? Aquellas comisiones bancarias o de algún servicio prestado, los impuestos, las retenciones fiscales, las pasarelas de pago, aquellos recargos de compras -o ventas- por internet, etc… TODO ésto se debe de calcular, pues si no se hace, se estará filtrando capital que el emprendedor piensa que cuenta aún con él.
- No se tiene una previsión de tesorería: poder llevar una contabilidad prevista sabiendo qué se vende y en qué se gasta, previendo cuándo entra y cuándo sale el dinero. Es llevar una protección de ingresos y gastos, planificando y priorizando antes de actuar. Con ello, el emprendedor puede saber cuándo pedir ayuda, hacer alianzas o simplemente, reducir o aumentar su producción. Lo que no es correcto es actuar en la línea de fuego, actuar después de los incidentes o básicamente dejar los errores correr.
Por muy buenos profesionales que sean los emprendedores, sin prever ni planificar estos 4 puntos anteriores, será muy difícil conseguir la viabilidad del negocio y con ello, su rentabilidad.
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