Cuando vamos a emprender es importante tener algo en cuenta. Lo mismo que cuando buscamos trabajo. Debemos cuidarnos de nuestro pasado. Todos tenemos un pasado, bueno o malo existe. Nuestro trabajo es borrar el malo y dejar el bueno.
Debemos revisar todo nuestro pasado digital, lo que hayamos hecho antes habla de nosotros, esa es nuestra reputación. Lo mismo pasa en la vida off line, nuestros amigos y familiares nos conocen por nuestros actos. Eso somos nosotros.
En el mundo digital se puede mentir, es muy fácil, podemos inventarnos toda una vida distinta a la nuestra. Pero eso es lo más peligroso que podemos hacer al momento de emprender. Vivimos en una época donde la información la tenemos en un clic, cualquier persona puede investigarnos y saber casi todo de nosotros. No podemos mentir al respecto, porque eso nos hará fracasar en un segundo. Tampoco podemos tener una mala imagen de nosotros porque nuestros clientes nos pueden localizar y tendrán desconfianza de nuestros productos o servicios. Debemos cuidarnos más allá de la vida real, debemos cuidar lo que hacemos y lo que dicen que hacemos. Un cliente inconforme puede convertirse en viral y afectar nuestro negocio en muy poco tiempo.
Nuestra reputación digital será lo que nos abra las puertas o nos las cierre. Debemos cuidarla muy bien, ahora más que nunca. Una buena reputación es una carta de presentación que ayuda mucho a cerrar ventas. Clientes contentos, fidelizados y que viralicen su experiencia con nosotros son lo mejor que nos puede pasar, la mejor publicidad. Tenemos que trabajar en ella.