Ante un proceso tan importante como la obtención de la nacionalidad, siempre salta la cuestión, ¿con o sin abogado?
Se entiende que es un proceso que puede hacer uno mismo. Siguiendo todos los pasos de la Administración es fácil realizarlo. Solo nos resta tener mucha paciencia. Nos piden ciertos requisitos que de tenerlos. No hay ningún problema.
Los problemas son cuando no los tenemos, tenemos que buscar recursos o soluciones que nunca antes habíamos buscado. Por más que un amigo o un familiar nos comente que él hizo tal y cual cosa y le salió perfecto. Debemos entender una cosa: CADA CASO ES ÚNICO E INDEPENDIENTE.
Por ejemplo, una madre que obtuvo la nacionalidad por estar casada con un español, no es el mismo caso que si propio hijo que busca la nacionalidad por residencia. Aunque sea menor de edad y aunque sea su hijo. Un juez mirará cada caso por separado,es más serán dos jueces quienes miren los casos por separado y no sabrán la relación entre ellos. Más que en papel.
No es de extrañar que una la concedan y la otra la denieguen
Debemos pensar siempre que todas nuestras acciones legales, aunque estén en un papel, serán miradas por un persona, y tendrá un criterio determinado. Debemos siempre pensar en ello. Un abogado lo sabe y por eso toma las decisiones que toma. A pesar de ser un trámite simple o fácil.
Más aún, cuando la deniegan, empiezan los verdaderos problemas. Es entonces cuando vamos a buscar a un abogado. Queremos que resuelva nuestros errores. Y eso es más complicado, y más costoso. Hacer escritos, recursos, pensar en el juez y hacerle ver que estamos en lo correcto, etc, etc, etc.
Consejo: desde el inicio acercarse a un abogado. ¿No hay dinero? hablar con él y llegar a un acuerdo, es un trámite que lleva mucho tiempo, suficiente para poder pagar poco y sin presiones. Un abogado no te agobia, te acompaña.