Por desgracia la mayoría de las injusticias se comenten en el ámbito de lo laboral. La relación empleador y empleado es muy delicada a pesar de que está bastante legislada siempre surgen matices que lo complican todo.
El temperamento y carácter de las personas surgen en los momentos menos inoportunos y hacen tomas decisiones equivocadas o muy costosas. Esto es muy común en las demandas laborales. Lo mejor es dejarlo en manos de un experto.
No hace falta llegar a la una demanda o denuncia. Existe la figura de mediación que ayuda a ambas partes a encontrar un punto medio que deje contentos a todos. No es recomendable llegar a una mediación solo, siempre de la mano de un abogado.
Un abogado nos dará paz y serenidad, pensará en nuestros intereses a medio y largo plazo. Sabrá ver las oportunidades y las aprovechará. Desde fuera verá con perspectiva el problema y sabrá las mejores opciones. No perdamos por arrebatos nuestros derechos, como finiquitos, indemnizaciones, pagas extras, vacaciones, etc. Todo eso es nuestro, no por un berrinche perdamos lo que nos merecemos.
En caso de una injusticia laboral será el abogado quien nos defienda en tercera persona. Siempre será mejor que en primera. Ademas un abogado impone más respeto que un trabajador sobajado.
No lo duden nunca en temas laborales, siempre hay que ir de la mano de un abogado.