En los últimos años muchos han sido los investigadores españoles que han tenido que salir de nuestras fronteras para encontrar un trabajo acorde a sus expectativas laborales. Una fuga de cerebros que socialmente se asocia sobre todo al ámbito de la ciencia o la investigación.
Pero los emprendedores españoles también han tenido que optar por esta opción debido a las numerosas trabas que en muchas ocasiones nuestro país les impone.
El informe Doing business 2015 más allá de la eficiencia, elaborado por el Banco Mundial, analiza las normas gubernamentales que regulan las empresas para revelar cuáles son los mejores países para emprender. Según el estudio, España ocupa el puesto 33 del ranking mundial, por detrás de países como Mauritania o Polonia. Por el contrario, Singapur se posiciona como la economía con los entornos regulatorios más favorables de cara a las empresas, seguido de países como Nueva Zelanda, Hong Kong, Dinamarca, República de Corea, Noruega, Estados Unidos, Reino Unido, Finlandia o Australia.
Tal y como se refleja en el informe, la aplicación de unas normas uniformes y homogéneas es fundamental para que los emprendedores puedan desarollar pequeñas y medianas empresas. Además de estos parámetros, también se tienen en cuenta otros como el hecho de que el país de destino tenga estabilidad económica, un régimen fiscal favorable para los emprendedores extranjeros, posibilidades de financiación y que los costes para iniciar el negocio sean lo más baratos posibles.
Medidas ‘antifuga’ insuficientes
En España, el Gobierno ha incluido durante el último año nuevas líneas de financiación destinadas a pymes. Algunos ejemplos son el Plan Crece, que nació para incentivar el asentamiento de las compañías españolas en el mercado nacional, o las Ayudas Neotec, destinadas a apoyar la actividad global de empresas innovadoras. Sin embargo, estas medidas parecen no haber sido suficientes, ya que ya que el entorno regulatorio de España continúa imponiendo muchos obstáculos a los emprendedores, tal y como ha reflejado un reciente informe publicado por el Banco de España. Por todo esto, muchos emprendedores españoles han hecho las maletas para consolidar sus ideas en el extranjero.
En busca de financiación
Uno de sus lugares favoritos es Silicon Valley, el gran parque empresarial ubicado al norte del estado de California, Estados Unidos. El perfil de la mayoría de compañías que aterrizan en Silicon Valley está relacionado con la biotecnología, los teléfonos móviles o la web. La concurrencia de estos flujos migratorios es tal, que en este conglomerado industrial existe un centro de emprendimiento tecnológico para españoles.
Se trata del Spain Tech Center -STC-, un proyecto promovido en 2011 por Icex, Red.es y el Banco Santander, con el objetivo de contribuir al fomento de la cultura emprendedora y acelerar el proceso de internacionalización de las empresas. “Los socios vieron que había cada vez más compañías tecnológicas españolas en Silicon Valley, pero no recibían suficiente apoyo, entonces nació este centro”, asegura para elEconomista Franquicias y Emprendedores Elijah Rabek, director del STC. De esta forma, el centro ofrece tecnología e innovación a las compañías españolas. A través de un programa de inmersión de dos semanas -el plazo para la solicitud estará abierto hasta el 23 de febrero- desarrollan un plan estratégico para facilitar la entrada en el mercado estadounidense a las empresas y ponerlas en contacto con potenciales clientes, socios o inversores. Tal y como reconoce Rabek, “la principal razón por la que las empresas viajan a Silicon Valley es encontrar financiación y ganar acceso al mercado estadounidense, que engloba a 316 millones de personas”. Además, en palabras del director del STC, “establecer un negocio en Estados Unidos es más directo que en España”.
Tal y como refleja Rabek, muchas de estas nuevas compañías se asientan en el estado de Delaware, que, a pesar de su pequeña extensión territorial, se ha posicionado como un gran centro financiero gracias a “su sistema de impuestos y al gran número de abogados que se pueden encontrar allí, que ayudan a las compañías a completar el proceso de asentamiento”.
En cambio, no todo son ventajas en esta gran economía. Estados Unidos también tiene algunas sombras en su regulación. “Aunque en Silicon Valley hay un ecosistema que combina inversion, innovación y conocimiento y que es difícil encontrar en Europa, la competencia es muy alta y aquí no existen ayudas gubernamentales como en España, por lo que se necesita dinero”, asegura Isabel Arcones, cofundadora y consejera delegada de Onpublico, una aplicación lanzada en San Francisco por tres españoles. Cuando le preguntamos a Rabek sobre este asunto, él mismo reconoce que “las restrictivas leyes de visados del país dificultan y encarecen el asentamiento de futuros emprendedores extranjeros en Estados Unidos”.
Los españoles emprenden más tarde
El cambio de cultura es otro de los elementos a tener en cuenta en este fenómeno de internacionalización de las compañías. A pesar de los tópicos, lo cierto es que “el emprendedor español es tan innovador y resolutivo como su compañero americano, si no más”, reconoce el director del STC.
La principal diferencia radica en torno a la edad, ya que los emprendedores españoles son mayores que los estadounidenses. Según Rabek, esto se debe a que “han trabajado antes en otras empresas, lo que les permite tener, a su vez, un buen sentido del negocio”. Como punto negativo a una edad de emprendimiento más tardía, Rabek señala que muchos de ellos podrían tener una familia establecida en España, en la que “tendrán que pensar antes de trasladarse a un nuevo país”.
Otros emprendedores, como Arcones, opinan que aunque “en España hay mucho talento, falta cultura en áreas fundamentales como saber vender tu proyecto en mercados internacionales o no tener preparación empresarial desde los primeros momentos en el mundo académico de una forma mucho más activa”.
Perfil de consumidor
Otra diferencia del mercado es el perfil del consumidor. “El usuario americano está por delante en la adopción de nuevas tecnologías y hábitos de consumo. Por el contrario, hasta que adoptan tus productos en España pasa un periodo más largo que hace que el negocio sufra demasiado”. Así lo explican Álvaro Mier y Antonio Jimenez, consejero delegado y jefe de producto respectivamente, de Movielang, una herramienta lanzada por españoles desde Silicon Valley. En palabras de estos dos españoles, otro de los motivos para cruzar el charco es “la posibilidad de atacar a todo el mercado Latinoamericano”. Y es que latinoamérica se ha posicionado ya como uno de los territorios en mayor auge. Tanto es así, que las compañías españolas han triplicado su presencia en países como Ecuador en los últimos dos años.
Algunos de los que se van, vuelven con sus ideas para intentar poner en marcha el proyecto que iniciaron más allá de nuestras fronteras. Ese fue el caso de Ebury Partners, una startup que nació en Londres dedicada al mercado de divisas. Uno de sus socios fundadores, Juan Lobato, explica que “en Londres, si tienes una buena idea, es más fácil encontrar inversores, a lo que se suman las ventajas de ser la capital financiera del mundo”.
Parece claro entonces que a pesar de los avisos sobre una presunta recuperación, muchos de estos emprendedores siguen advirtiendo de que todavía falta tiempo para que la economía vuelva a crecer a un ritmo que se note en la calle y en los negocios.