Elección de inversores.

Una de las partes más importantes para emprender es la selección de socios.

Muchas veces iremos solo en la aventura de montar un negocio, pero algunas necesitaremos apoyo.  No personas que nos den elementos de trabajo, sino personas que trabajen con nosotros y más aún: Personas que crean en nosotros y nos dejen su dinero para hacerlo crecer.

No hablamos de rondas de inversión de grandes clusters o de capital riesgo, que están muy de moda. Sino de terceras personas que nos aportan capital para arrancar. Familiares, amigos, etc.   A ellos les debemos especial interés, por que su dinero puede tener un costo de oportunidad que debemos cubrir. Es decir, lo que ellos nos dan puede estar haciendo alguna otra cosa y les puede dar a ellos más ganancias o satisfacciones.  Nosotros debemos estar por arriba de eso, para que les valga la pena dejarlo en nuestras manos.

¿A quién pedirlo?   a quien no nos cobre tanto por su dinero, que no lo castigue con una tasa de interés muy alto que nos coma la rentabilidad.  Pero tampoco a quien no lo pida siquiera. A quien no le importe y no ejerza presión sobre nosotros.  Aunque alguien así seguro que no existe. Los mecenas son cosa de siglos pasados.

Los inversores no deben ser una presión extra, no deben causar estres, no deben ser algo que nos haga replantearnos a cada instante el modelo de negocio por no dejar utilidades desde el inicio. Debemos tener mucho cuidado con esto, por que esto será lo más parecido a una boda.  Y algunas son para toda la vida.

El inversor ideal es aquel que nos quiera dejar su dinero por que confía en nuestra idea y no nos hará la vida imposible. Simplemente se trata de un tema de confianza de su parte y de capacidad de trabajo de la nuestra. El equilibrio de estas dos partes son el éxito seguro del proyecto.