Muchas veces al empezar a trabajar aceptamos condiciones un poco distintas de las normales. Es decir, trabajamos en plan de colaboración y de ayuda a otros emprendedores con la idea de forjar alianzas que en el futuro sean rentables. Es muy buena idea hacer esto al inicio.
Pero no corramos el riesgo de regalar nuestro trabajo. No por estas alianzas nos vamos a dedicar a trabajar para otros GRATIS !!
Nuestro trabajo y tiempo tiene un valor. Se llama costo de oportunidad, según los economistas. Esto significa, qué es lo que estaríamos haciendo en vez de estar aquí haciendo esto. Cuál es la segunda mejor opción y sobre todo cuánto vale y cuánto nos deja en dinero.
Por ejemplo, un amigo mío es carpintero y un prospecto de «cliente» le pidió muestras de su trabajo y de piezas específicas para una exposición. Él ha trabajado en las piezas al menos una semana y las ha presentado. Pero el «cliente» pide cambios y no esta muy convencido. Total, una semana más de trabajo. Así varias veces, hasta que llegó el mes. El «cliente» no lo contrató y dedicó un mes entero a cambiar las muestras, para nada. Total, un mes sin ingresos, con materia prima desperdiciada,
¿Qué hacemos en estos casos? cobrar por nuestro trabajo. cobrar las muestras. cobrar las horas, cobrar el material. Por que todo eso nos cuesta y debemos recuperarlo. Es cierto que en el caso de haber sido contratado, las ganancias y la cantidad de trabajo hubiera sido muy rentable. Aquí ya hablamos de teoría de juegos, apostamos por una pequeña perdida a cambio de una gran ganancia, el secreto está en las probabilidades de éxito o fracaso. Pero eso ya es un tema más elaborado.
De momento quedémonos con la idea de que debemos cobrar por lo que hacemos. Es el valor de nuestro trabajo realizado. Debemos reconocerlo y exigir que otros lo reconozcan.