Chatear constantemente por el WhatsApp, llegar siempre unos minutos tarde sin justificación, tomar descansos de manera excesiva, cuestionar por sistema todo lo que dices…
¿Diriges un equipo y ves conductas reiteradas y que consideras poco adecuadas por parte de alguna de las personas que lo forman?
Puede que esas conductas no afecten directamente a su rendimiento, pero sí pueden entorpecer la dinámica y el ambiente laboral, por lo que es bastante posible que te molesten.
¿Cómo puedes provocar el cambio y sustituirlas por otras más favorables?
Es muy importante gestionar estas situaciones cuanto antes, porque no actuar a tiempo y procrastinar una conversación con esa persona, puede provocar que esos comportamientos se vuelvan hábitos. La asertividad será tu mejor herramienta para conseguir un cambio. Pero dar un toque de atención siempre suele resultar incómodo para las dos partes, por lo que, si quieres comunicar lo que piensas de manera fluida y conseguir tu objetivo, te será muy útil seguir estas sugerencias:
- Comunícalo antes de acumular enfado. Puede que esa persona no sea realmente consciente de que su comportamiento no es adecuado, así que debes decírselo cuanto antes, para que se dé cuenta y lo pare a tiempo. Si lo vas dejando porque nunca ves el momento y se va repitiendo la situación, corres el riesgo de que un día (que tengas más estrés y menos paciencia) te enfades mucho. Si eso pasa, caerás en lo que Daniel Goleman llamó el secuestro emocional, que provocará que se lo digas de manera más abrupta y agresiva. Pero si además, tu interlocutor no espera oír lo que le estás diciendo, se sentirá abrumado y ofendido, porque lo recibirá como una bronca desmedida. Así que, si estás enfadado no se lo digas inmediatamente; tómate el tiempo que necesites para serenarte y busca el momento para comentarlo.
- Vive la situación como si fueras el espectador de una película. Obsérvate desde fuera a ti y a esa otra persona, como si se tratase de los personajes de esa película. Prueba esta técnica si sientes irritación, te ayudará a calmarte y a desvincularte de tu emoción. La comunicación será mucho más efectiva cuando te encuentres en un estado de tranquilidad. La clave es que no te lo tomes como algo personal, ni como una falta de respeto porque entonces no actuarás tú, lo hará tu ego herido.
- Valora realmente el nivel de importancia de su acción. Eso te ayudará a dar a la conversación un tono de gravedad acorde con la situación real y tus palabras tendrán mucha más objetividad y coherencia.
- Díselo en privado. Una llamada de atención nunca es agradable y recibirás mejor predisposición y aceptación de la otra persona si lo haces de manera individual. Si hay terceros escuchando añades un factor de tensión y puede que tu interlocutor se sienta juzgado y se ponga más a la defensiva.
- Pídele su opinión y llega a acuerdos. Así conseguirás que se implique. Pregúntale si entiende la repercusión de su conducta en el entorno profesional y qué es lo que va a hacer a partir de ahora en relación a lo que habéis hablado.
- Lidera positivamente con el ejemplo. Causarás mucho más efecto centrándote en explicar lo que quieres en lugar de lo que no quieres. Pero, sobre todo, lo que te hará ganar más autoridad y respeto es que tú también hagas aquello que estás pidiendo.
Si pones en práctica lo que te explico en este post ¡verás que el cambio es mucho más fácil de lo que parece!
En Habeas Legal Company nos preocupamos por el bienestar de tu empresa y trabajadores. Recuerda que una buena comunicación interna es indispensable para lograr un buen acuerdo.